A continuación compartimos una carta enviada desde el régimen de castigo de la prisión de Segovia por el compañero Jorge Alfonso Vázquez Campillo en el que analiza diferentes situaciones dentro del muro y llama a continuar la lucha anticarcelaria. Al final podréis encontrar la dirección para escribirle. Anímate y rompe su aislamiento.
Fuente:https://lacorda.noblogs.org/post/2022/08/04/olvidaron-su-corazon-en-la-entrada-de-las-carceles-carta-de-el-chino/

«Julio 2022. Aislamiento de la cárcel de Segovia

Agradezco la carta que me habéis mandado, para mi significa mucho. Dar la opción de aportar mi humilde opinión y poder reflexionar de todo aquello que he leído. Si lo que voy a escribir a continuación puede servir de algo, me daría por contento.

En vuestra carta se han tocado varios puntos interesantes y, como siempre, preocupantes. Temas que, por desgracia, para la sociedad hablar del reo no es interesante ya que somos un tabú, un “cero a la izquierda”. Solo abren los oídos cuando escuchan en los medios cualquier noticia negativa referente a nosotros, y suelen ser la mayoría de ellas.

Por eso creo que cuando alguien se interesa por nosotros debemos de mimarlos, de tratarlos con cariño y el máximo respeto, y hablarles con sinceridad. Podemos estar a la altura de cualquier circunstancia, pues no hay mejores armas para combatir que la verdad ni mejor espada que unas palabras coherentes. En una carta que he recibido, hablaban distintos presos de varios temas, como la excarcelación por enfermedades graves, la desacreditación que sufrimos los presos, los malos tratos, la expulsión de las personas en situación irregular, muertes, suicidios… ojalá tuviera yo la solución para cada asunto, pero no es así. Pero por los años que llevo de cárcel (tengo 42 y son 28 años preso, 18 chapado en aislamiento) intentaré aportar alguna cosa.

Sobre la excarcelación por enfermedades graves casi nunca se cumple. Los equipos de tratamiento casi siempre que llegan a pensar en ello e intentar mover alguna cosa es cuando a la persona le quedan pocos días para morirse. Muchas veces saliendo directamente de la cárcel al hospital para terminar allí sus días. Y las pocas veces que la persona puede morir en su entorno familiar, parece que aun hay que dar las gracias. Muchas veces estas personas hubieran podido salvar sus vidas, o alargarlas mucho mas, si les hubieran sacado antes a la calle y recibir allí los cuidados y las atenciones necesarias. Creo que tienen el pensamiento retorcido de pensar que alguien, aunque esté hecho una mierda, “aprovecharía” esta puesta en libertad para volver a delinquir. Como he dicho, un pensamiento retorcido de un equipo de supuestos profesionales que olvidaron su corazón en la entrada de los centros penitenciarios y que aun no se han dado cuenta de que entran a trabajar sin él. Y lo peor de todo, es que estas actuaciones perversas, son avaladas por los jueces y los gobiernos.

Si alguien tiene herramientas, medios, para luchar contra esto (¿abogadxs, donde estáis?), bienvenido sea. Porque dudo mucho que los que estamos aquí dentro podamos hacer gran cosa al respecto, mas que sacar nuestras palabras a la calle a través de los pocos grupos y personas interesadas en darnos voz.

Sobre los malos tratos y la desacreditación de nuestras palabras, por desgracia en estos campos de concentración he sufrido muchas palizas por parte de los verdugos. Gaseado, atado. Los cobardes siempre vienen en manada, no tienes casi nunca ninguna posibilidad. Y si no tienes un buen abogado a quien untes bien con dinero, poco puedes hacer para denunciarlo y que tu palabra valga de alguna cosa. No se las denuncias que he cursado yo por malos tratos, y a pesar de como me habían dejado la cara y el cuerpo, ha dado igual. Pero aun así no decaigo, no lo hagáis, hay que mantenerse en pie y luchar como se pueda, y denunciar y contar lo que pasa. Porque sino, sí que habrán ganado del todo la partida. No dejéis que tiren vuestros pensamientos, vuestros ideales, al suelo. Al final, es lo poco que nos queda. No dejéis que os quiten la libertad de vuestra mente.

Cualquier “beneficio” penitenciario que le den a un preso, siempre es a criterio de un equipo de tratamiento corrupto, subjetivo, y donde tú no tienes ni puedes decir nada. Es como si pasaras cada vez por una especie de juicio que se celebra sin ti y donde todxs hablan de ti. Solo obtienen estos “beneficios” lxs presxs con influencia, con contactos, o los que colaboran con el régimen penitenciario o callan y tragan. He conocido a cientos de presos que cumplen con todos los requisitos para salir de permiso, y no han pisado la calle ni la van a pisar hasta el día de su libertad. Estamos peor ahora que en los años 90. Hoy en día estamos abandonados, olvidados, invisibles.

Los propios presos no luchamos, es como si estuviéramos desanimados, sin esperanza alguna de conseguir nada. ¿Hemos olvidado todo lo ocurrido no hace tantos años? ¿Los compañeros que lucharon, se mancharon las manos, se subieron a los tejados? Quizá hoy no se puede o no se quiere reivindicar de la misma manera, pero compañerxs, seguimos teniendo derechos! Se nos sigue apaleando, atando, drogando, aislando.

No se cuanto ganan los verdugos ni todos los trabajadores, educadores, psicólogos y demás que purulan por estas casas. No lo sé ni me interesa. Pero no se merecen dicho salario. Los propios profesionales que supuestamente están en la parte de la reeducación de lxs presxs, no creen en ella, no creen en nuestra reinserción ni nos tratan como personas. Trabajan asumiendo que los presos cuando salgamos a la calle volveremos a entrar. Entonces ¿para qué hacer nada? Esto está lleno de personal viejo, al punto de la jubilación, quemado y aburrido. Las cárceles siguen siendo lugares de castigo, todo lo demás, son palabrejas.

Como en la carta recibida se hablaba de Pastora, a ella me remito. Las veces que había comunicado con ella, en paz descanse, y mi vieja, la Nena, siempre me decían que estuviera en contacto con algún grupo. Personas de la calle, que aun siguieran con esto. Que esto me haría no solo sentirme menos solo, sino mas libre.

Estas son mis palabras, desde el puto aislamiento de Segovia. Me tenéis aquí para lo que yo pueda hacer y aportar. Os mando fuerza y salud, a los de dentro y a los de fuera. Y decir, para los de fuera, que no lo dejéis, que sois nuestra voz, nuestra fuerza y nuestro brazo en el que nos agarramos mas de lo que pensáis.

Que la lucha no muera.

Jorge Alfonso Vazquez Campillo

Centro Penitenciario de Segovia

N-110, Km 196

40154 Torredondo

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